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Newsletter #46 - Entendiendo tu enfado (9 Febrero 2024)

RESUMEN (para los que no paramos)

Esta newsletter subraya la importancia de abordar con profundidad y sin reduccionismos los desafíos actuales, como las demandas del sector primario, la transición hacia una agricultura sostenible y el futuro de la alimentación ante una población mundial en aumento. Destaca el papel transformador de la Revolución Agrícola y sus consecuencias tanto positivas como negativas para la humanidad y el medio ambiente. Enfrentamos retos como la necesidad de aumentar la producción de alimentos en un 70% para 2050, gestionar recursos limitados y responder a las demandas agrarias en Europa por prácticas más justas y sostenibles. La solución propuesta incluye medidas efectivas basadas en ciencia y datos, innovación en modelos de negocio y acciones que inspiren hacia una economía sostenible, reconociendo la complejidad de estos problemas y buscando soluciones integradas y realistas.


La actualidad es el mejor microscopio para ver la profundidad de las cosas. Es cierto que la actualidad es líquida (más bien gaseosa) y las noticias se suceden, se parchean malamente y se van, a otra cosa mariposa, pero la cuestión permanece, muta y golpea más tarde, con más fuerza si cabe ¿Cuál es la consecuencia de barrer debajo de la alfombra? Ser frágiles ¿cuál es nuestra propuesta? Ser anti frágiles, resilientes, hacernos más fuertes con la adversidad, enfrentar los retos, solucionar problemas.

 

Las protestas del sector primario merecen un lectura detallada, vencer el reduccionismo imperante, analizando en profundidad sus causas, sus múltiples variables, su complejidad, para poder abordarlos desde una mirada amplia, para ser fabricantes de soluciones para los principales retos que enfrentamos como sociedad.



La Revolución Agrícola, tal como la expone Yuval Noah Harari en "Sapiens: De animales a dioses", fue un cambio transformador que reconfiguró la existencia humana, llevándonos de nómadas cazadores-recolectores a agricultores sedentarios, y sentando las bases para el surgimiento de sociedades complejas. Aunque multiplicó nuestra capacidad para generar alimentos y sostener una población en crecimiento, produjo también un profundo cambio en la estructura social y económica y tuvo un importante impacto en nuestro bienestar, procurando una dieta menos variada y, en muchos casos, a una disminución de la nutrición en comparación con los cazadores-recolectores, que comían una gama más amplia de alimentos. La dependencia de un número limitado de cultivos hizo a las sociedades más vulnerables a las malas cosechas, a las enfermedades y hambrunas. Alteró profundamente los ecosistemas y estableció una relación de dominio – muy cuestionable - sobre otras especies animales. Este punto de inflexión no solo marcó el comienzo de la civilización y el progreso tecnológico, sino que también nos encaminó hacia desigualdades sociales y desafíos ambientales complejos, revelando así su naturaleza ambivalente. Una encrucijada multivariable que hoy en día nos ayuda a entender la complejidad de nuestro mundo.



Se estima que llegaremos a ser 10,000 millones de seres humanos en 2050 (pasado mañana). La FAO estima que la producción de alimentos necesitará aumentar aproximadamente un 70% para satisfacer esta enorme demanda. Y los recursos limitados de nuestra fatigada canica azul, nuestro apreciado Planeta, plantean desafíos que debemos abordar de manera inmediata.

Las protestas agrarias se intensifican en toda Europa con tres demandas fundamentales:


  • Que las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) no requiera de imposibles burocracias

  • Que la transición hacia una agricultura más sostenible y regenerativa (cosa imperante que garantiza incluso su propia supervivencia) sea justa, que no parezca que recaiga única y exclusivamente sobre la economía agraria, cuyos márgenes se estrechan peligrosamente.

  • Que se garantice una equidad en las importaciones, una forma más efectiva de proteccionismo, fomentando no solo la competencia leal, sino garantizar una agricultura sostenible más allá de las fronteras de la UE.

Y ahora expliquemos los retos a los que nos enfrentamos, para garantizar la seguridad alimentaria y la salud de 10,000 millones de personas, mientras preservamos ecosistemas y  reducimos emisiones, es decir, mientras mantenemos unas condiciones en el Planeta que garanticen nuestra existencia (nada más ni nada menos):


  • Necesitamos mucha agua, posiblemente más que la que requieren los ecosistemas naturales y autóctonos. El agua escasea cada vez más.

  • Mucho diésel y, por tanto, mucho petróleo, para la maquinaria.

  • Mucho suelo (o mejor dicho, mucho sustrato, ya que no se considera el suelo como algo vivo, si no como una superficie de explotación) y pocos árboles.

  • Muchos pesticidas químicos, para garantizar cosechas periódicas y abundantes y la ausencia de plagas que las malogren.

  • Muchos fertilizantes sintéticos (Nitrógeno, Potasio, Fósforo) para garantizar la abundancia en los suelos disponibles. El sobrante de estos fertilizantes ¡tan necesarios para garantizar nuestra alimentación y evitar hambrunas! El sobrante que no absorben las plantas se mezcla con el oxígeno del aire produciendo un gas de efecto invernadero (óxidos nitrosos) o se filtra en los acuíferos del subsuelo llegando al litoral, llegando a provocar autenticas catástrofes ecológicas, como en el Mar Menor. Además, y para aumentar la complejidad, la materia prima para la fabricación de fertilizantes es el gas natural, añadiendo geopolítica y combustibles fósiles a la ecuación.


Como se observa, existen numerosas demandas válidas que requieren atención y múltiples desafíos a superar para asegurar una alimentación saludable para miles de millones de personas. Al mismo tiempo, es esencial garantizar la viabilidad futura de la agricultura y preservar las condiciones necesarias para su práctica y para nuestra supervivencia en el planeta Tierra.


La solución implica, más allá de una escucha activa de todas las perspectivas y un análisis exhaustivo y sin simplificaciones (aspectos que a menudo dan lugar al populismo y avivan las polémicas), la implementación de medidas con las siguientes características:


  • Acciones efectivas. Basadas en la ciencia, basadas en los datos, que realmente funcionen, esto incluyen también políticas inteligentes basadas en todas las disciplinas involucradas,

  • Acciones innovadoras. Necesitamos crear nuevos modelos de negocio, en todos los sectores implicados, encaminados a resolver estos problemas mientras garantizamos la producción rentable. Fomentar la innovación y garantizar el capital para desarrollarla. Aquí hay grandes oportunidades, para emprendedores, para inversores, para agricultores, para gobiernos, para el planeta y la sociedad en general...

  • Acciones inspiradoras. Debemos ser ejemplo, modelos que inspiren a todos los grupos de interés a todos los sectores para poder transitar conjuntamente hacia una economía sostenible integrada, cargada de soluciones, sector a sector.

Pongamos un ejemplo: Penalizar el uso de diésel a través de impuestos a los consumidores finales tal vez no sea una solución efectiva, quizás sea más efectiva evaluar las razones por las cuales la maquinaria agrícola requiere de diésel, fomentar la innovación en sectores relacionados, como los fabricantes de vehículos agrícolas o de biocombustibles, mientras premiamos fiscalmente a aquellos que, aun con pocas alternativas, se esfuerzan para minimizar su impacto, mientras inspiran a sus compañeros, a su competencia, a las administraciones públicas y a la sociedad en general. Usemos la complejidad para crear soluciones reales.


Otra manera de hacer negocios es posible, y rentable.


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